25 de enero de 2009

Auto Rudimental (7:15 a.m.)

razona
aunque por dentro el fauno
gima de dolor

20 de enero de 2009

Indescifrable combate

Puede que la espera no haya sido demasiado duradera: un par de libros recién fotocopiados, anillados en tan sólo unos minutos; sin embargo, mi presencia en la nueva banqueta incomodaba a dos contrariados personajes en dispar, ceremonioso e indescifrable combate.
Guau, Guau, a mi lado, una diminuta y austera resonancia, la onomatopeya chillona e imperceptible ante el gentío de un chitzu, caramelo el pelaje, hendidos los dientes, notoria la rabia. Guau, guau, el dueño que observaba distraido y disimulante las posaderas de la fotocopista; fulgores de luz por una esquina, serpenteos del plástico negro hilvanando el papel por la otra. Sufría solitario el chillido que desentendía como mi aplicada forma de olvidar pasiones extranjeras en el veraneo circunstancial que son Lima y sus calles oscuras. Guau, guau, me hartaba de su cara de monigote mientras el adversario, bobalicón y sucio, respondía con un abstraído silencio.
El dueño no suelta al canino. Guau, guau, el reclamo. El dueño hala de la correa, un jalón de medio segundo, y el guau-guau se detiene al fin. El contrincante, aburrido, acaba de huir.
-Gustavo, tus libros- me grita la fotocopista.
Guau-guau, quiero balbucir. Y desentenderme de todo.

14 de enero de 2009

Delirios menguantes

El más cucarachento placer de existir.

12 de enero de 2009

La misma pared verde

Divino Odiseo,
qué distintas que son
nuestras Ítacas.


11 de enero de 2009

Un oscuro mar de temores

El encontrar a Gabita y a Juno unidas en algunas fotos editadas de internet no sorprende. Y es que es notorio que estos dos personajes comparten una analogía dentro de los filmes que en el pasado 2008 han generado controversia y espectación en filmotecas, cines y, sobretodo, entre los jurados internacionales. Temas como la condición de la mujer o la decisión de interrumpir un embarazo quedan palpables en este último título que llegó a mis manos: 4 meses, 3 semanas, 2 días, película realista y de recursos muy precisos gracias a la astucia fílmica del rumano Cristian Mungiu.
La historia se basa en un conflicto polémico a esta alturas, y que nos conduce a un acercamiento naturalista de los sucesos por el cual reconocemos el espacio descrito y las dificultades de un medio en el cual enfrentarse a la sociedad resulta una decisión más compleja de lo que se cree. Es tal la visión poco distanciada que nos ofrece el relato, acaso urbano acaso mórbido, que en principio no hallamos la manera de definir el protagonismo en alguna de las dos señoritas que invaden la primera escena de la película, Otilia y Gabita. El vínculo, el reflejo en la condición de ignorancia y soledad, y más aún el temor a las consecuencias en todo momento, las hacen dos síntomas definitorios de una misma patología, dos lados complementarios de una moneda ambigua. De tal manera intenta mostrar Mungiu el valor de la amistad. Las dos estudiantes en actos sincronizados relegan nuestra primeriza y desubicada mirada en un evento sin requerimientos ni previsión: la cotidiana luz invernal ingresando por la ventana que nos hace avizorar los preparativos de algo que, en primera instancia, supone un ejercicio inentendible e intrascendente.


Otilia está muy enamorada de su novio, con el cual, a pesar de las discusiones y los apremios económicos, mantiene una comunicación parca pero cercana, comprendiéndolos el espectador como seres urgidos de sensaciones de seguridad, principalmente. Bucarest entra así por nuestros ojos como seguramente lo observaban sus ciudadanos hacia finales de los años ochentas: fria, impenetrable, sin un ápice de seguridad para poder comunicarse sin temores. La represión de una política comunista dictatorial por concluir, implicaba igual el forcejeo con muchas oquedades dentro de la sociedad machista rumana. Esto pasa a verse en las duras bajezas que deberán soportar ambas compañeras para poder efectuar el aborto, así como también lo sufrirá Otilia en la cena de cumpleaños de la madre de su novio, junto con unos amigos de la familia que aún rozan y versan una retahíla de discuros paternalistas sobrevivientes en la Europa desgastada por la Guerra Fria.

El nulo acceso a métodos anticonceptivos; la vulnerabilidad de la mujer; el machismo y la reticente intolerancia; la efervecente prohibición y la necesidad de los ruinosos mercados ilegales; el déficit que sólo genera más explotación, y por ende más ilegalidad... toda una gama de tópicos actuales sumados a escenas escabrosas en las que el pellejo de los personajes se nos traslada y tensa gracias a silencios que no hacen más que trasmitirnos en cucharadas amargas la universalidad que envuelve a estos marginales seres que aún no hallan solución a su conflictivo y amordazado pesar.

Es una sensación palpitante y desenfrenada ésta de observar a Otilia con el mismo gesto de miedo y con mirada cautelosa midiendo cada paso con bocanadas heladas por las calles, mientras evita la persecución, o la cárcel en el peor de los casos, con el afán de ayudar a Gabita, evitar caer en el mismo orden de géneros con su novio, y empezar a sobrevivir con el secreto de una vida interrumpida y arrojada a un basurero, pero que quizás encontraría peor interrupción tras nueve meses en proceso: la de la libertad y la de la propia decisión. Observa por la ventana con desahogo o tal vez con rencor para, finalmente, esperar a que haya mar claro y abierto. Y así, poder decidir.

2 de enero de 2009

Inercias (Parte II)

Espero no haber tenido contacto por única vez con la señora Yourcenar, sino que a raíz de esta gran lectura reúna el ímpetu necesario para revisar más textos dentro de su no reducida bibliografía. El presente fragmento se halla a inicios de Opus Nigrum, una de las primeras novelas de la escritora belga de habla francesa y el cual, a mi humilde parecer, es decisivo para activar motores y "engancharte" a este relato grandilocuente y lleno de elocuciones tan antiguas como el trayecto filosófico mismo del ser humano. Una novela que mezcla géneros y subgéneros, con un lenguaje directo y una preparación ampliamente documentada. Medievalismo y Humanismo a flor de piel, como para confrontar la inercia:
(...) —Yo voy hacia los Alpes —dijo Henri-Maximilien.
—Yo —dijo Zenón—, hacia los Pirineos.
Ambos callaron. El camino llano, bordeado de álamos, extendía ante ellos un fragmento del libre universo. El aventurero del poder y el aventurero del saber caminaban uno al lado de otro.
—Mirad bien —continuó Zenón—. Más allá de aquel pueblo, hay otros pueblos; más allá de aquella abadía, otras abadías, más allá de esta fortaleza, otras fortalezas. Y en cada uno de esos castillos de ideas, de esas chozas de opiniones superpuestas a las chozas de madera y a los castillos de piedra, la vida aprisiona a los locos y abre un boquete para que escapen los sabios. Más allá de los Alpes está Italia. Más allá de los Pirineos, España. Por un lado, el país de La Mirandola; por el otro, el de Avicena. Y más lejos, el mar, y más allá del mar, en las otras orillas de la inmensidad, Arabia, Norea, la India, las dos Américas. Y por doquier los valles en donde se recogen las plantas medicinales, las rocas en donde se esconden los metales, que simbolizan cada momento de la Gran Obra, los grimorios depositados entre los dientes de los muertos, los dioses que ofrecen sus promesas, las multitudes en que cada hombre se cree el centro del universo. ¿Quién puede ser tan insensato como para morir sin haber dado, por lo menos, una vuelta a su cárcel? Ya lo veis, hermano Henri, soy en verdad un peregrino. El camino es largo, pero yo soy joven. (...)
[Nota 1] Yourcenar, Marguerite. Opus Nigrum. Madrid, Suma de Letras, 2003, pp. 18-19.
[Nota 2] Mayores detalles: visitar Lunática Babel

1 de enero de 2009

Queremos tanto a Kafka

Homenaje Linieresco a Kafkita